martes, 11 de octubre de 2011
Cenicienta...
Todo gracias a aquel zapato que perdió cuando tuvo que irse del baile a toda prisa porque a las doce de la noche se le acababa el hechizo. El vestido se volvía en sucios y viejos arapos, la carroza dejaba de ser carroza y volvía a ser calabaza, los caballos se estaban convirtiendo en ratones... Siempre le ma maravillado que solo a ella el zapato le calzase a la perfección, porque su pie no es en absoluto inusual y otras chicas deben de tener la misma talla.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario