(L)-

-¿Sabes lo que me gustaría?
+¿El qué?
-Que mi novio me diera una sorpresa, algo mágico, realmente bonito. Una de esas que solo están en las películas o en los libros. Por ejemplo, que de repente me cogiera, me montases en tu moto y nos perdiéramos en el camino. Que me diga te quiero al oído, que me agarre de la cintura y me bese cariñosamente. Quiero que me regales flores a la salida del colegio, mientras todas miran envidiosas. Que me chinche y después nos reconciliemos con un tierno abrazo. Que me lleve a París, la ciudad del amor y subamos una noche de luna llena a la Torre Eiffel y me diga que me ama... No sé, tampoco todo eso, porque sé que es completamente imposible. Pero sí algún detalle, de esos que te hacen darte cuenta que le quieres de verdad y que teneis que estar juntos.
+Pero... Tú no tienes novio...
-Lo sé, ese es el problema, eso es lo que falla... No he encontrado a mi chico, a mi otra mitad, a mi media naranja.
+Quizás sí lo has encontrado.
-No, no, estoy segura de que no. Si lo hubiera encontrado lo sabría.
+Puff... No te has dado cuenta nunca, ¿verdad? Llevo enamorado de tí mucho tiempo. ¡Joder! Que te quiero, que cada vez que te veo me brillan los ojos y tengo unas ganas inmensas de abrazarte. Pero nunca sabia como decírtelo, ni como, ni cuando era el momento adecuado. Siempre me dio miedo, pensé que jamás te tendría y me conformé simplemente con ser tu amito. ¿Y sabes qué? Que quiero hacer contigo todo eso que has dicho antes y más, que te llevaré, te besaré cariñosamente, con pasión, te regalaré flores e iré todos los días a buscarte a la salida del colegio. Te llevaré a París y te diré cuanto te quiero todas las veces que pueda, hasta que te hartes de escucharlo. Porque te quiero, y es lo único que me importa.